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(Italiano) L’eresia di Giordano Bruno e l’eternità del genere umano (2nda ediz.)

Traducción al español: María Luisa Alarcón Collado

La herejía de Giordano Bruno y
la eternidad del género humano

“Llegará el día en que el hombre despierte del olvido y al final comprenda quién es verdaderamente y a quién ha cedido las riendas de su existencia: a una mente falaz, mezquina que lo somete y lo mantiene esclavo. El hombre no tiene límites y cuando se dé cuenta de ello, será libre incluso aquí en este mundo»

Giordano Bruno (1548-1600)

Prefacio

“El hecho más incomprensible del universo es que sea comprensible” decía Einstein. Para Giordano Bruno el hecho es evidente en la Magia Natural de la cual el Hombre es partícipe. Existen infinitos mundos inteligentes, decía el grande del Renacimiento.

La astrofísica no ha visto nunca civilizaciones alienígenas, pero reconoce su ceguera. Con todos sus instrumentos solo puede observar el cinco por ciento de la masa que ella misma calcula, un universo que está cambiando de forma repentina y misteriosa. La geofísica se encuentra frente a hechos que no se explican con las leyes físicas conocidas; ha explorado el interior de la Tierra estudiando la propagación de los sismos y ha reconocido la existencia de varios estratos que se mueven de modo independiente unos de otros y están al margen de la gravedad, tal vez todos excepto la sutil biosfera, el mundo en que vivimos y… sufrimos.

Aquí florece el Paraíso terrenal, una naturaleza espléndida, océanos y montañas, una vegetación exuberante, innumerables especies, humanos y animales, fruto de una sola semilla o código genético, el ADN. Parece el único mundo vivo, dominado por la humanidad que es laboriosa, creativa y tan inteligente … matándose los unos a los otros.

¿Es un engaño? Sí, es un conocimiento privado de conciencia.

A pesar de los extraordinarios avances, sabemos muy poco de lo que hay tanto fuera como dentro de la Tierra, o en el interior de los átomos que componen toda la bella biosfera, incluso nuestros cuerpos. Conocemos las nubes electrónicas de los átomos que rodean los núcleos, pero no su interior que contiene el 99,99 de la masa de cada cuerpo. El gran misterio es la conciencia humana, que ha producido el arte, la música, y la belleza, obras maravillosas, prueba de un ingenio creativo que siempre ha sido expresado por el género humano. Ahora está cambiando todo a un ritmo vertiginoso, el gran universo y el diminuto átomo, los movimientos internos y los externos de la biosfera, vientos y corrientes marinas, el clima de la superficie terrestre sobre la que habitamos y también el espacio que abarca todo el sistema solar.

¿Es el fin del mundo? No, es el inicio del despertar, anunciado ya por sabios como Giordano Bruno: la RENOVATIO MUNDI.

La inestabilidad altera los principios de la ciencia, y también la separación entre la luz y las tinieblas, creada por Dios en el principio de los tiempos. Mientras la política busca una estabilidad que no encuentra y una gran parte de la sociedad está en crisis, hay quien vive el cambio dentro de sí mismo, se dirige hacia nuevas formas de pensar y abandona las viejas, descubre la herejía y desvela los engaños de la ortodoxia. Despierta la conciencia de los pueblos que rebasa los confines y barreras lingüísticas, resurge la ética natural que es la coherencia entre el individuo y la colectividad, prima la necesidad de transparencia y urge la necesidad de verificar los fundamentos en los que se basa esta civilización. Los gobiernos y la Iglesia descubren la ecología.

La política mundial continúa produciendo tragedias y conflictos, actores que cambian de rostro pero siguen el guión habitual: Promesas no mantenidas, enemigos con quienes luchar y peligros que evitar, impuestos y débitos, leyes injustas, corrupción, etcétera. Quien tiene conciencia percibe el absurdo, la duda de que los gobiernos democráticos representen los intereses del pueblo, la iglesia, la voluntad de Dios y las instituciones monetarias de las monedas reales.

Estamos inmersos en una realidad umbría, decía Giordano Bruno.

El concepto de realidad umbría se remonta a Platón que hablaba de una caverna dentro de la que se mueven los hombres, esclavos de ideas que persisten durante toda su vida y por ello les parecen eternas hasta el punto de llegar a condicionar su comportamiento.

Giordano Bruno retoma la teoría de la caverna introduciendo una novedad importante. La humanidad es capaz de constatar la validez de las ideas, distinguir las sombras de las ideas y descubrir las paredes sobre las que estas se proyectan, reconocer las causas de la realidad umbría y reconquistar la libertad. Tal como lo expresa Bruno parece una filosofía y no sirve para la Renovatio Mundi, para la liberación que muchos esperan. Si nos enfrentamos, sin embargo, a la causa principal de la confusión, la babel de las lenguas, reconocemos que estos términos – sombras de las ideas, paredes y caverna – son fenómenos físicos reales que han sido identificados y que están cambiando con una rapidez insólita.

En la actualidad se desvelan la Magia Natural y la arrogancia de las ideas útiles para dominar la Naturaleza, para controlar la creatividad del género humano y para explotar su trabajo. La sensación de una mentira enorme es siempre más difusa, ya que resulta evidente en la caída de votos y en el auge de la política. A veces es menos evidente el apoyo que mantiene al poder: el saber, la combinación de disciplinas que van de las ciencias a las religiones, sustentado por una concepción del universo del que el hombre – su único observador- ha sido expulsado.

Las Ciencias del Espacio están a la búsqueda de civilizaciones alienígenas, pero no las encuentran. No es de extrañar, ya que solo observan las sombras, diría Bruno, y no la realidad real. Su lenguaje es renacentista, incomprensible para quien está acostumbrado al lenguaje científico. Cuando estudiamos sus descripciones, podemos reconocer que las sombras son lo que la física llama fotones, los mensajeros del campo electromagnético que domina las comunicaciones humanas. Desde la luz del sol que ilumina de día hasta la TV, Internet, tabletas, teléfonos móviles que no nos dejan en paz ni de noche, este campo es la comunicación umbría que deslumbra los ojos y la mente, te convence de que sabe, y por lo tanto, no permite cuestionarse la causa que genera la semilla, el código genético.

La idea del hombre pecador y deudor, obligado a expiar sus culpas, está en crisis, incomoda al mercado global que necesita del hombre consumista y elector. Los gobiernos aprueban leyes electorales que mantienen el mercado, las iglesias descubren el diálogo, la iglesia católica cambia el papa e incluso las descripciones de dios. Después de haber protegido a los fieles y combatido a los infieles, bendecido ejércitos, promovido estragos y persecuciones, la iglesia católica hoy en día promueve la paz en el mundo, la conciliación y también la ecología.

Bien, estemos contentos de este cambio de ruta, pero es la enésima prueba de que «dios» es una invención de las mentes que dirigen los rebaños de creyentes. Creer en la lucha entre el bien y el mal hace a los combatientes que formen filas pero no se preguntan si una lucha tal es real o inventada. Y después ¿por qué dios, que habría creado no uno sino infinitos universos, tantas especies vivas además del género humano, tendría necesidad de sus representantes especiales, de las religiones?

¿Dios estaría privado de los propios canales de comunicación?

El hombre es divino, afirma nuestro hereje que usa y propone un antiguo método cognitivo. Es el Arte de la Memoria, la capacidad humana de percibir la Memoria por excelencia – la genética – muy diferente de la memoria bíblica, histórica y/o científica aprendida en la escuela. Estas últimas se vinculan a ideas y a convicciones discutibles, discutidas de hecho y desmentidas por los acontecimientos naturales en curso. No queremos someter a juicio a la historia que ya ha pasado y ha sido la que ha sido. Queremos evitar que se repitan los mismos errores del pasado. En esa tragicomedia que es la historia de la humanidad, ha habido una comunicación parcial y en parte útil para la esclavitud del género humano. El saber ha exaltado la división entre hombre y dios, ortodoxia y herejía, el permitido y lo prohibido, ha ignorado que la ética natural y el ingenio humano siempre han existido. Hoy en día es evidente la unidad coherente de los movimientos de centenares de millones de galaxias, unidad que desmiente cualquier división (véase la cubierta).

Hay indicios que permiten concebir los infinitos mundos inteligentes y permiten percibir que no hemos estado siempre involucrados en comprender el propósito de este mundo o de la Biosfera.

Es la evolución del ser humano, o mejor dicho, de su mente.

Muchos no lo saben y ni siquiera lo sospechan. Pocos, pero ahora ya no tan pocos, están hartos de papeles que obligan a las mentes a luchas estériles y se dan cuenta de que la realidad real no es la que se ve con los ojos ni la que es promovida por la búsqueda espacial. Gracias de todas formas a estas últimas, podemos identificar las paredes de la caverna y finalmente darnos cuenta de que no son filosofías, sino la evidencia de una conciencia que siempre ha estado ahí.

Durante milenios la conciencia apareció pocas veces en la escena de la historia y de hecho fue expulsada súbitamente de la misma escena con sentencias ejemplares y el olvido de los motivos que la causaron: una concepción de la realidad diferente de la que estaba permitida por el poder. Bruno la demuestra en el Renacimiento y anuncia el próximo Renacer del género humano; retoma la tesis de la caverna platónica, con una novedad importante: la habilidad del género humano para liberarse de los vínculos que lo encadenan a la dependencia.

Es una concepción de un Universo infinito del cual el Hombre es el actor protagonista y no meramente un espectador pasivo. Con el Arte de la Memoria da testimonio de la presencia de la Memoria Genética y sobre todo de la realización de Su Proyecto: un futuro radicalmente nuevo. La sensación de estar inmerso en una ilusión vinculada a la inminencia de un cambio profundo que está en marcha, y dicha sensación está conectada a la necesidad de una verdad que saque a la luz los engaños de la ortodoxia. Mientras la economía y las finanzas exceden todo límite, los gobiernos están en conflicto unos con otros; los pueblos, de hecho los superan, exigen justicia y transparencia, desconfían de un poder que se nutre de las ficciones y de los medios de comunicación que en el fondo le hacen publicidad.

Censurados por la iglesia y por la academia, relegados a la ciencia ficción, los infinitos mundos inteligentes se manifiestan hoy en día en los comportamientos y en los modos del hombre de concebir la realidad ¿La de Bruno es filosofía? No, es percepción de la realidad real, conciencia de que la realidad aparente es una gran ilusión óptica de la que podemos liberarnos, respetando las propias sensaciones. Bruno es muy reconocido entre los genios más grandes de la humanidad, pero poco comprendido y a menudo mal interpretado. Los infinitos mundos inteligentes no han sido observados porque no dejan rastro de sombra, ni rastros de su existencia, no tienen relación con el campo electromagnético. Todo ello significa que no están compuestos del mismo tipo de materia que compone este mundo, tipo que a nosotros nos parece normal y que a veces no lo es, vista su insignificancia; es en teoría el cinco por ciento del todo y, en la práctica, mucho menos.

“Hay otra Luz”, dice él en sintonía con los Evangelios.

Artistas, músicos, poetas y sabios siempre la han aclamado. Bruno la usa para penetrar en los pliegues de la sublime Naturaleza, y para recorrer el camino que libera a la humanidad del estado de espectador pasivo. Es nuestra propia creencia en los objetos del saber, la que nos hace siervos y no nos deja ser capaces de expresar el talento, la creatividad, el amor por la auténtica investigación, la innovación, etcétera.

En la creciente crisis, el sistema político mundial está afligido por un “conocimiento” que finge ignorar los efectos físicos y psíquicos de la otra Luz en el cuerpo humano. Fulminante e imprevisible, la otra Luz puede ser la fuerza universal que los físicos denominan débil y de la cual reconocemos las dotes que la distinguen de las otras fuerzas universales. Es la única que actúa bajo diferentes tipos de materia y de antimateria, la única que puede generar la expansión y vencer la atracción, la única que hasta ahora parecía tener predilección por la rotación hacia la izquierda.

No puedo creer que Dios prefiera la mano izquierda a la mano derecha” comentó Einstein cuando esta extraña preferencia fue evidente en un famoso experimento.[1]

“Una única fuerza da vida a infinitos mundos inteligentes” escribía Bruno, que, de ninguna forma, se tenía por estúpido. La Fuerza es la otra Luz que, está en este mundo pero no es de este mundo.

Si este gira hacia la izquierda, los otros mundos pueden girar a la derecha y, en la unión, el Universo Infinito mantiene la paridad tras el movimiento horario y el anti horario, alimenta el doble movimiento y se retroalimenta ¡Entonces no falta la energía!

Falta la disposición para reconocer la inteligencia del Universo y el papel protagonista del Hombre que se ha limitado a ser espectador porque intercambia errores de interpretación cuestionables sobre la realidad, cree por un lado en límites que no han sido nunca demostrados y por otro lado en valores virtuales como la moneda.

Hoy en día hay innovaciones importantes: cambian las leyes físicas consideradas hasta ahora inmutables, desafiando lo que Bruno llama “el feo tirano”, el parámetro ajeno y misterioso sobre el que se fundamenta casi todo el saber. Es el tiempo lineal del que deriva el poder temporal. Al servicio del beneficio de unos pocos y de las deudas de muchos, de una crisis que no ha sido provocada por los pueblos, pero que recae sobre sus espaldas, el feo tirano sirve para exaltar los recuerdos de los vencedores y borrar los de los vencidos, para exasperar la creencia en teorías que ignoran los orígenes de la Vida y en teologías que implican la necesidad de unos representantes de dios.

El Hombre es divino y el feo tirano es una ilusión.

El tiempo lineal es un concepto judeocristiano basado en la Biblia. Las antiguas civilizaciones hacían uso del tiempo cíclico, reconocían la composición de diferentes ritmos, unas veces divergentes y otras convergentes en momentos de éxtasis, de belleza y de gran armonía. Similares a una música que silenciosamente acompaña a los acontecimientos y regocija a los hombres, el tiempo cíclico unía el cielo y la tierra, los ritmos de las estaciones y de la agricultura. El tirano dirige la tragicomedia que tiene como escenario la superficie terrestre, vincula a todos a su proceder, hace trizas acciones y lacera emociones, impone deudas y convierte la vida en una carrera contra el tiempo.

¿Qué es el tiempo? Nadie lo sabe, pero todos creen que funciona con un único ritmo, el mismo de las estrellas en el cielo, los salarios, las deudas, y los impuestos en la tierra. Aquí marca las fronteras entre las Naciones y se cree en el tiempo como flecha inexorable que conduce hasta el final. En uno de sus poemas escribe Bruno que, después de su muerte, se comprenderá que la tiranía es y no es, a veces, la continuidad de la conciencia más allá de la muerte e indica dónde está oculto el secreto de la inmortalidad. Pero, en realidad está dentro de la materia compuesta de átomos, la que compone la biosfera, y ese es un secreto que la ciencia no podrá descubrir mientras sus interpretaciones estén ligadas al feo tirano.

La humanidad sensible sabe muy bien que los enemigos contra quienes los gobiernos la han inducido a combatir son amigos, tienen los mismos problemas. Los miedos que hasta ahora han dividido a los pueblos, están derrumbándose, junto a lo que el saber académico no se esperaba. Están cambiando las leyes naturales, o las consideradas como tales, y están también derrumbándose las paredes de la caverna sobre las que se proyecta la realidad umbría, el universo observado. En el cielo y en la tierra asistimos a la presencia creciente de antimateria y a cambios sin precedentes. No hay peligros a los que temer, sino acontecimientos que comprender; pueden liberarnos del feo tirano, de la creencia en el tiempo lineal y en un saber fundamentado en el poder temporal. Podemos contribuir al retorno a la edad de oro, a la prosperidad de todos y del todo, será tan sencillo como llamar al pan pan y al vino vino, como sugería Bruno, es decir cultivamos la sinceridad.

El lenguaje de los astros es Música y Canto afirma el gran sabio que suma y no comprende las cuentas. La lengua de la naturaleza no es solo ciencia, hecha de conceptos difíciles y de cuentas reservados a unos pocos; es música que todos pueden amar, admirables composiciones de todos los tiempos que nos evocan emociones.

La Música salvará al mundo del maestro Abbado. La música muestra la importancia de las combinaciones, las composiciones de todos los tiempos, los ritmos variables. Cuando la muerte corte con su guadaña, entenderá que no eres ni bueno ni malo, escribe Bruno, refiriéndose al tiempo. No es el tirano el que nos hace esclavos, son los creyentes en su tiranía los que mantienen el mundo en un estado de esclavitud.

No existe un único tiempo lineal en la naturaleza; su culto es el verdadero pecado de una cultura artificial que ha dominado la historia de la humanidad conocida. Errar es de humanos, mas perseverar es diabólico. ¿Para qué insistir en creer en la unicidad y en la linealidad del tiempo? El que quiera puede corroborar la validez de las ideas que mantienen el sistema y descubrir la Magia Natural que la sabia humanidad ha expresado siempre. Las ideas sobre el espacio, tiempo y materia son los pilares de una lógica mecanicista, desmentida por las dos revoluciones científicas del siglo pasado, la teoría de la relatividad y la física cuántica.

Con siglos de anticipación, con rigor y mente discerniente, Bruno las conoce y logra una síntesis entre las dos revoluciones que la física aún no se ha atrevido a culminar. El problema sin resolver de la ciencia es de hecho la conciencia que prescinde del espacio y del tiempo, incluye emociones e intuiciones que se manifiestan en la creatividad humana, suprimida o comprada hasta ahora. Gracias también a las ciencias reconocemos hechos que nos liberan de falsas convicciones, confirman la herejía y nos permiten liberarnos del poder temporal.

¿El tiempo está vinculado a la deuda?

Para la política sí, para la naturaleza no. La solución está en discernir lo verdadero de lo falso, distinguir por ejemplo lo que es inventado, colocado sobre el pedestal de una falsa eternidad, de la naturaleza viviente que se genera y se regenera de infinitas formas y en infinitos tiempos.

El tiempo lineal único es el pilar que se tambalea de una cultura en crisis, incapaz de reconocer a sus creadores: sus propios creyentes.

El hombre es el centro, escribe Bruno; es el observador cuya conciencia de la realidad y de lo que observa, resuena con la física cuántica que hasta la fecha ha producido una tecnología de gran éxito pero no ha desvelado el significado de la conciencia de la que tiene además una necesidad absoluta. Es la presencia de una historia violenta de la que siempre ha sobrevivido, presencia que el «conocimiento» pretende ignorar.

Conócete a ti mismo, decía Sócrates.

El hombre tiene tres cerebros, tres memorias distintas y tres modos de elaborar los mensajes; las neurociencias descubren ahora que indican las habilidades misteriosas de la materia blanca que coordina los tres cerebros y es la sede biológica de la conciencia.

Hay una Mente Superior, escribe Bruno.

Lo que sucede en el cielo está sincronizado con lo que sucede en la tierra. El terremoto más potente de los últimos años en la tierra (Océano Índico, diciembre de 2004) ha sucedido simultáneamente al flash gamma más potente de los últimos 25 años en el cielo.[2] Los flash gamma son relámpagos oscuros que se presentan con una antelación regular respecto a los luminosos. Una vez atribuidos a explosiones de galaxias lejanas o a colapsos de remotos agujeros negros, estos flash gamma tan cercanos convulsionan la idea de un planeta de recursos limitados, frágil y muy lejos de su primera fuente de energía, el sol. Los acontecimientos naturales están por lo tanto refutando la división entre el cielo y la tierra.

No es el fin del mundo, es el inicio, la revelación de la realidad real que no coincide con la umbría. Las limitaciones de energía, tiempo y dinero, especialmente las del hombre son todas falsas, fundamentos de una mentalidad que cree en la división entre unos pocos “poderosos” y otros muchos impotentes. En la realidad umbría los medios de comunicación encienden las luces en un escenario, en el que los actores se disfrazan de buenos pero no discuten la división, la maquinación que perdura desde hace milenios. En el escenario hay un nuevo guión, una religión que guarda el presunto mandamiento de dios en los mismos representantes que antes.

Estos quieren salvar la Tierra del hombre, no de las ideas falsas que han reducido su vida en este mundo a un infierno. Cualquiera es libre de creer lo que quiera y es suyo el creer que mantiene la realidad umbría. Desde aquí apelo a quien desee percibir la realidad real, reconocer los motivos que hasta la fecha han impedido su manifestación. Uno es el conocimiento ortodoxo que ha ocultado siempre la herejía, la Magia de una Naturaleza Inteligente y sin límites. Hoy en día los pilares de la mentalidad mecanicista – espacio, tiempo y materia – están profundizando en el fango de la ignorancia de la que somos creadores inconscientes.

Si esta ciencia, que traerá grandes ventajas al hombre, no sirve al hombre para comprenderse a sí mismo, acabará volviéndose en contra de la humanidad. Es la profecía de Bruno al albor de esta ciencia que triunfa, a pesar de la ceguera experimental que ella misma calcula. De acuerdo a las convicciones ortodoxas hay un solo tipo de luz, la electromagnética. Sin embargo la Luz débil ha sido descubierta y tiene efectos importantes en los núcleos de los átomos[3], pero es considerada demasiado rápida para tener efectos en el cuerpo humano. El saber está dividido. El núcleo atómico es propiedad de la física, el cuerpo humano de la medicina y la comunión con la eternidad de la iglesia católica.

Todas ellas son expropiaciones que ocultan la comunión natural entre todos los seres humanos y esa Fuerza inteligente que es la Vida universal. La habilidad y los talentos han estado de tal forma al servicio de la producción de bienes que a menudo hacen daño, insertos en una lógica del beneficio que arrasa la dignidad y la sensibilidad del género humano. El retorno a la edad de oro es la revelación de la Inteligencia Cósmica, el desafío a las leyes físicas de que la convicción subconsciente de que la materia compuesta de átomos, sea la única ley existente. La sorpresa hoy en día es que está cambiando y que la realidad umbría se está desvaneciendo.

“Oh Amor que en su grandeza no entiende de cuentas…”

El campo débil es el único que tiene mole, es decir masa, y el único que es imprevisible y fulminante como el eros[4]. La física lo trata de modo estadístico como hace la sociología con los acontecimientos humanos. La biología sabe que todos los procesos vitales son fulminantes y prefieren la rotación antihoraria, como el débil…Los indicios son múltiples, pero para conectarlos se necesita comprender lo que la ortodoxia ha prohibido, ridiculizado o definido como herejía: La Magia Natural. Es la organización coherente del universo observado en el cual el hombre tiene un papel crucial: el de observador. Mientras los medios de comunicación se concentran en las palabras vanas de los “poderosos”, la ilusión se desvanece fuera y dentro de la materia inteligente que es la Mente Superior de cada ser humano. Lo han previsto muchas profecías y el lamento hermético en el que Bruno describe los acontecimientos que preceden a la Renovatio Mundi a la cual pueden contribuir todos aquellos que la deseen.

[1] El experimento fue llevado a cabo en 1950 por Madame Wu que demostró la violación de la paridad típica de la fuerza débil; ganó el premio Nobel de Física en 1957.
[2] Alrededor de 44 horas después del Tsunami del Océano Índico, un flash gamma con energía 100 veces superior a todos los observados anteriormente, apareció en el Nordeste del centro de la Galaxia.
[3] La Luz débil neutra puede transmutar los núcleos de los átomos sin alterar su bioquímica
[4] Sus mensajeros – los bosones, W+, Z y W – descubiertos en el CERN – tienen una masa aproximadamente 100 veces mayor que la de lso protones y son miles de millones de veces más numerosos que los protones

Traducción al español: María Luisa Alarcón Collado

Prefacio

“El hecho más incomprensible del universo es que sea comprensible” decía Einstein. Para Giordano Bruno el hecho es evidente en la Magia Natural de la cual el Hombre es partícipe. Existen infinitos mundos inteligentes, decía el grande del Renacimiento.

La astrofísica no ha visto nunca civilizaciones alienígenas, pero reconoce su ceguera. Con todos sus instrumentos solo puede observar el cinco por ciento de la masa que ella misma calcula, un universo que está cambiando de forma repentina y misteriosa. La geofísica se encuentra frente a hechos que no se explican con las leyes físicas conocidas; ha explorado el interior de la Tierra estudiando la propagación de los sismos y ha reconocido la existencia de varios estratos que se mueven de modo independiente unos de otros y están al margen de la gravedad, tal vez todos excepto la sutil biosfera, el mundo en que vivimos y… sufrimos.

Aquí florece el Paraíso terrenal, una naturaleza espléndida, océanos y montañas, una vegetación exuberante, innumerables especies, humanos y animales, fruto de una sola semilla o código genético, el ADN.

Parece el único mundo vivo, dominado por la humanidad que es laboriosa, creativa y tan inteligente … matándose los unos a los otros.

¿Es un engaño? Sí, es un conocimiento privado de conciencia.

A pesar de los extraordinarios avances, sabemos muy poco de lo que hay tanto fuera como dentro de la Tierra, o en el interior de los átomos que componen toda la bella biosfera, incluso nuestros cuerpos. Conocemos las nubes electrónicas de los átomos que rodean los núcleos, pero no su interior que contiene el 99,99 de la masa de cada cuerpo. El gran misterio es la conciencia humana, que ha producido el arte, la música, y la belleza, obras maravillosas, prueba de un ingenio creativo que siempre ha sido expresado por el género humano.

Ahora está cambiando todo a un ritmo vertiginoso, el gran universo y el diminuto átomo, los movimientos internos y los externos de la biosfera, vientos y corrientes marinas, el clima de la superficie terrestre sobre la que habitamos y también el espacio que abarca todo el sistema solar.

¿Es el fin del mundo? No, es el inicio del despertar, anunciado ya por sabios como Giordano Bruno: la RENOVATIO MUNDI.

La inestabilidad altera los principios de la ciencia, y también la separación entre la luz y las tinieblas, creada por Dios en el principio de los tiempos. Mientras la política busca una estabilidad que no encuentra y una gran parte de la sociedad está en crisis, hay quien vive el cambio dentro de sí mismo, se dirige hacia nuevas formas de pensar y abandona las viejas, descubre la herejía y desvela los engaños de la ortodoxia.

Despierta la conciencia de los pueblos que rebasa los confines y barreras lingüísticas, resurge la ética natural que es la coherencia entre el individuo y la colectividad, prima la necesidad de transparencia y urge la necesidad de verificar los fundamentos en los que se basa esta civilización.

Los gobiernos y la Iglesia descubren la ecología.

La política mundial continúa produciendo tragedias y conflictos, actores que cambian de rostro pero siguen el guión habitual: Promesas no mantenidas, enemigos con quienes luchar y peligros que evitar, impuestos y débitos, leyes injustas, corrupción, etcétera. Quien tiene conciencia percibe el absurdo, la duda de que los gobiernos democráticos representen los intereses del pueblo, la iglesia, la voluntad de Dios y las instituciones monetarias de las monedas reales.

Estamos inmersos en una realidad umbría decía Giordano Bruno.

El concepto de realidad umbría se remonta a Platón que hablaba de una caverna dentro de la que se mueven los hombres, esclavos de ideas que persisten durante toda su vida y por ello les parecen eternas hasta el punto de llegar a condicionar su comportamiento.

Giordano Bruno retoma la teoría de la caverna introduciendo una novedad importante. La humanidad es capaz de constatar la validez de las ideas, distinguir las sombras de las ideas y descubrir las paredes sobre las que estas se proyectan, reconocer las causas de la realidad umbría y reconquistar la libertad.

Tal como lo expresa Bruno parece una filosofía y no sirve para la Renovatio Mundi, para la liberación que muchos esperan. Si nos enfrentamos, sin embargo, a la causa principal de la confusión, la babel de las lenguas, reconocemos que estos términos – sombras de las ideas, paredes y caverna – son fenómenos físicos reales que han sido identificados y que están cambiando con una rapidez insólita.

En la actualidad se desvelan la Magia Natural y la arrogancia de las ideas útiles para dominar la Naturaleza, para controlar la creatividad del género humano y para explotar su trabajo. La sensación de una mentira enorme es siempre más difusa, ya que resulta evidente en la caída de votos y en el auge de la política.

A veces es menos evidente el apoyo que mantiene al poder: el saber, la combinación de disciplinas que van de las ciencias a las religiones, sustentado por una concepción del universo del que el hombre – su único observador- ha sido expulsado.

Las Ciencias del Espacio están a la búsqueda de civilizaciones alienígenas, pero no las encuentran. No es de extrañar, ya que solo observan las sombras, diría Bruno, y no la realidad real. Su lenguaje es renacentista, incomprensible para quien está acostumbrado al lenguaje científico. Cuando estudiamos sus descripciones, podemos reconocer que las sombras son lo que la física llama fotones, los mensajeros del campo electromagnético que domina las comunicaciones humanas. Desde la luz del sol que ilumina de día hasta la TV, Internet, tabletas, teléfonos móviles que no nos dejan en paz ni de noche, este campo es la comunicación umbría que deslumbra los ojos y la mente, te convence de que sabe, y por lo tanto, no permite cuestionarse la causa que genera la semilla, el código genético.

La idea del hombre pecador y deudor, obligado a expiar sus culpas, está en crisis, incomoda al mercado global que necesita del hombre consumista y elector. Los gobiernos aprueban leyes electorales que mantienen el mercado, las iglesias descubren el diálogo, la iglesia católica cambia el papa e incluso las descripciones de dios. Después de haber protegido a los fieles y combatido a los infieles, bendecido ejércitos, promovido estragos y persecuciones, la iglesia católica hoy en día promueve la paz en el mundo, la conciliación y también la ecología.

Bien, estemos contentos de este cambio de ruta, pero es la enésima prueba de que dios es una invención de las mentes que dirigen los rebaños de creyentes. Creer en la lucha entre el bien y el mal hace a los combatientes que formen filas pero no se preguntan si una lucha tal es real o inventada. Y después ¿por qué dios, que habría creado no uno sino infinitos universos, tantas especies vivas además del género humano, tendría necesidad de sus representantes especiales, de las religiones? ¿Dios estaría privado de los propios canales de comunicación?

El hombre es divino, afirma nuestro hereje que usa y propone un antiguo método cognitivo. Es el Arte de la Memoria, la capacidad humana de percibir la Memoria por excelencia – la genética – muy diferente de la memoria bíblica, histórica y/o científica aprendida en la escuela. Estas últimas se vinculan a ideas y a convicciones discutibles, discutidas de hecho y desmentidas por los acontecimientos naturales en curso. No queremos someter a juicio a la historia que ya ha pasado y ha sido la que ha sido. Queremos evitar que se repitan los mismos errores del pasado. En esa tragicomedia que es la historia de la humanidad, ha habido una comunicación parcial y en parte útil para la esclavitud del género humano. El saber ha exaltado la división entre hombre y dios, ortodoxia y herejía, ha permitido y ha prohibido, ha ignorado que la ética natural y el ingenio humano siempre han existido. Hoy en día es evidente la unidad coherente de los movimientos de centenares de millones de galaxias, unidad que desmiente cualquier división (véase la cubierta).

Hay indicios que permiten concebir los infinitos mundos inteligentes y permiten percibir que no hemos estado siempre involucrados en comprender el propósito de este mundo o de la Biosfera.

Es la evolución del ser humano, o mejor dicho, de su mente.

Muchos no lo saben y ni siquiera lo sospechan. Pocos, pero ahora ya no tan pocos, están hartos de papeles que obligan a las mentes a luchas estériles y se dan cuenta de que la realidad real no es la que se ve con los ojos ni la que es promovida por la búsqueda espacial. Gracias de todas formas a estas últimas, podemos identificar las paredes de la caverna y finalmente darnos cuenta de que no son filosofías, sino la evidencia de una conciencia que siempre ha estado ahí.

Durante milenios la conciencia apareció pocas veces en la escena de la historia y de hecho fue expulsada súbitamente de la misma escena con sentencias ejemplares y el olvido de los motivos que la causaron: una concepción de la realidad diferente de la que estaba permitida por el poder. Bruno la demuestra en el Renacimiento y anuncia el próximo Renacer del género humano; retoma la tesis de la caverna platónica, con una novedad importante: la habilidad del género humano para liberarse de los vínculos que lo encadenan a la dependencia.

Es una concepción de un Universo infinito del cual el Hombre es el actor protagonista y no meramente un espectador pasivo. Con el Arte de la Memoria da testimonio de la presencia de la Memoria Genética y sobre todo de la realización de Su Proyecto: un futuro radicalmente nuevo. La sensación de estar inmerso en una ilusión vinculada a la inminencia de un cambio profundo que está en marcha, y dicha sensación está conectada a la necesidad de una verdad que saque a la luz los engaños de la ortodoxia.

Mientras la economía y las finanzas exceden todo límite, los gobiernos están en conflicto unos con otros; los pueblos, de hecho los superan, exigen justicia y transparencia, desconfían de un poder que se nutre de las ficciones y de los medios de comunicación que en el fondo le hacen publicidad.

Censurados por la iglesia y por la academia, relegados a la ciencia ficción, los infinitos mundos inteligentes se manifiestan hoy en día en los comportamientos y en los modos del hombre de concebir la realidad ¿La de Bruno es filosofía? No, es percepción de la realidad real, conciencia de que la realidad aparente es una gran ilusión óptica de la que podemos liberarnos, respetando las propias sensaciones. Bruno es muy reconocido entre los genios más grandes de la humanidad, pero poco comprendido y a menudo mal interpretado. Los infinitos mundos inteligentes no han sido observados porque no dejan rastro de sombra, ni rastros de su existencia, no tienen relación con el campo electromagnético. Todo ello significa que no están compuestos del mismo tipo de materia que compone este mundo, tipo que a nosotros nos parece normal y que a veces no lo es, vista su insignificancia; es en teoría el cinco por ciento del todo y, en la práctica, mucho menos.

“Hay otra Luz”, dice él en sintonía con los Evangelios.

Artistas, músicos, poetas y sabios siempre la han aclamado. Bruno la usa para penetrar en los pliegues de la sublime Naturaleza, y para recorrer el camino que libera a la humanidad del estado de espectador pasivo. Es nuestra propia creencia en los objetos del saber, la que nos hace siervos y no nos deja ser capaces de expresar el talento, la creatividad, el amor por la auténtica investigación, la innovación, etcétera.

En la creciente crisis, el sistema político mundial está afligido por un “conocimiento” que finge ignorar los efectos físicos y psíquicos de la otra Luz en el cuerpo humano. Fulminante e imprevisible, la otra Luz puede ser la fuerza universal que los físicos denominan débil y de la cual reconocemos las dotes que la distinguen de las otras fuerzas universales. Es la única que actúa bajo diferentes tipos de materia y de antimateria, la única que puede generar la expansión y vencer la atracción, la única que hasta ahora parecía tener predilección por la rotación hacia la izquierda.

No puedo creer que Dios prefiera la mano izquierda a la mano derecha” comentó Einstein cuando esta extraña preferencia fue evidente en un famoso experimento.[1]

“Una única fuerza da vida a infinitos mundos inteligentes” escribía Bruno, que, de ninguna forma, se tenía por estúpido. La Fuerza es la otra Luz que, está en este mundo pero no es de este mundo.

Si este gira hacia la izquierda, los otros mundos pueden girar a la derecha y, en la unión, el Universo Infinito mantiene la paridad tras el movimiento horario y el anti horario, alimenta el doble movimiento y se retroalimenta ¡Entonces no falta la energía!

Falta la disposición para reconocer la inteligencia del Universo y el papel protagonista del Hombre que se ha limitado a ser espectador porque intercambia errores de interpretación cuestionables sobre la realidad, cree por un lado en límites que no han sido nunca demostrados y por otro lado en valores virtuales como la moneda.

Hoy en día hay innovaciones importantes: cambian las leyes físicas consideradas hasta ahora inmutables, desafiando lo que Bruno llama “el feo tirano”, el parámetro ajeno y misterioso sobre el que se fundamenta casi todo el saber. Es el tiempo lineal del que deriva el poder temporal. Al servicio del beneficio de unos pocos y de las deudas de muchos, de una crisis que no ha sido provocada por los pueblos, pero que recae sobre sus espaldas, el feo tirano sirve para exaltar los recuerdos de los vencedores y borrar los de los vencidos, para exasperar la creencia en teorías que ignoran los orígenes de la Vida y en teologías que implican la necesidad de unos representantes de dios.

El Hombre es divino y el feo tirano es una ilusión.

El tiempo lineal es un concepto judeocristiano basado en la Biblia. Las antiguas civilizaciones hacían uso del tiempo cíclico, reconocían la composición de diferentes ritmos, unas veces divergentes y otras convergentes en momentos de éxtasis, de belleza y de gran armonía. Similares a una música que silenciosamente acompaña a los acontecimientos y regocija a los hombres, el tiempo cíclico unía el cielo y la tierra, los ritmos de las estaciones y de la agricultura. El tirano dirige la tragicomedia que tiene como escenario la superficie terrestre, vincula a todos a su proceder, hace trizas acciones y lacera emociones, impone deudas y convierte la vida en una carrera contra el tiempo.

¿Qué es el tiempo? Nadie lo sabe, pero todos creen que funciona con un único ritmo, el mismo de las estrellas en el cielo, los salarios, las deudas, y los impuestos en la tierra. Aquí marca las fronteras entre las Naciones y se cree en el tiempo como flecha inexorable que conduce hasta el final. En uno de sus poemas escribe Bruno que, después de su muerte, se comprenderá que la tiranía es y no es, a veces, la continuidad de la conciencia más allá de la muerte e indica dónde está oculto el secreto de la inmortalidad. Pero, en realidad está dentro de la materia compuesta de átomos, la que compone la biosfera, y ese es un secreto que la ciencia no podrá descubrir mientras sus interpretaciones estén ligadas al feo tirano.

La humanidad sensible sabe muy bien que los enemigos contra quienes los gobiernos la han inducido a combatir son amigos, tienen los mismos problemas. Los miedos que hasta ahora han dividido a los pueblos, están derrumbándose, junto a lo que el saber académico no se esperaba. Están cambiando las leyes naturales, o las consideradas como tales, y están también derrumbándose las paredes de la caverna sobre las que se proyecta la realidad umbría, el universo observado. En el cielo y en la tierra asistimos a la presencia creciente de antimateria y a cambios sin precedentes. No hay peligros a los que temer, sino acontecimientos que comprender; pueden liberarnos del feo tirano, de la creencia en el tiempo lineal y en un saber fundamentado en el poder temporal. Podemos contribuir al retorno a la edad de oro, a la prosperidad de todos y del todo, será tan sencillo como llamar al pan pan y al vino vino, como sugería Bruno, es decir cultivamos la sinceridad.

El lenguaje de los astros es Música y Canto afirma el gran sabio que suma y no comprende las cuentas. La lengua de la naturaleza no es solo ciencia, hecha de conceptos difíciles y de cuentas reservados a unos pocos; es música que todos pueden amar, admirables composiciones de todos los tiempos que nos evocan emociones.

La Música salvará al mundo del maestro Abbado. La música muestra la importancia de las combinaciones, las composiciones de todos los tiempos, los ritmos variables. Cuando la muerte corte con su guadaña, entenderá que no eres ni bueno ni malo, escribe Bruno, refiriéndose al tiempo. No es el tirano el que nos hace esclavos, son los creyentes en su tiranía los que mantienen el mundo en un estado de esclavitud.

No existe un único tiempo lineal en la naturaleza; su culto es el verdadero pecado de una cultura artificial que ha dominado la historia de la humanidad conocida. Errar es de humanos, mas perseverar es diabólico. ¿Para qué insistir en creer en la unicidad y en la linealidad del tiempo? El que quiera puede corroborar la validez de las ideas que mantienen el sistema y descubrir la Magia Natural que la sabia humanidad ha expresado siempre. Las ideas sobre el espacio, tiempo y materia son los pilares de una lógica mecanicista, desmentida por las dos revoluciones científicas del siglo pasado, la teoría de la relatividad y la física cuántica.

Con siglos de anticipación, con rigor y mente discerniente, Bruno las conoce y logra una síntesis entre las dos revoluciones que la física aún no se ha atrevido a culminar. El problema sin resolver de la ciencia es de hecho la conciencia que prescinde del espacio y del tiempo, incluye emociones e intuiciones que se manifiestan en la creatividad humana, suprimida o comprada hasta ahora. Gracias también a las ciencias reconocemos hechos que nos liberan de falsas convicciones, confirman la herejía y nos permiten liberarnos del poder temporal.

¿El tiempo está vinculado a la deuda?

Para la política sí, para la naturaleza no. La solución está en discernir lo verdadero de lo falso, distinguir por ejemplo lo que es inventado, colocado sobre el pedestal de una falsa eternidad, de la naturaleza viviente que se genera y se regenera de infinitas formas y en infinitos tiempos.

El tiempo lineal único es el pilar que se tambalea de una cultura en crisis, incapaz de reconocer a sus creadores: sus propios creyentes.

El hombre es el centro, escribe Bruno; es el observador cuya conciencia de la realidad y de lo que observa, resuena con la física cuántica que hasta la fecha ha producido una tecnología de gran éxito pero no ha desvelado el significado de la conciencia de la que tiene además una necesidad absoluta. Es la presencia de una historia violenta de la que siempre ha sobrevivido, presencia que el «conocimiento» pretende ignorar.

Conócete a ti mismo, decía Sócrates.

El hombre tiene tres cerebros, tres memorias distintas y tres modos de elaborar los mensajes; las neurociencias descubren ahora que indican las habilidades misteriosas de la materia blanca que coordina los tres cerebros y es la sede biológica de la conciencia.

Hay una Mente Superior, escribe Bruno.

Lo que sucede en el cielo está sincronizado con lo que sucede en la tierra. El terremoto más potente de los últimos años en la tierra (Océano Índico, diciembre de 2004) ha sucedido simultáneamente al flash gamma más potente de los últimos 25 años en el cielo.[2] Los flash gamma son relámpagos oscuros que se presentan con una antelación regular respecto a los luminosos. Una vez atribuidos a explosiones de galaxias lejanas o a colapsos de remotos agujeros negros, estos flash gamma tan cercanos convulsionan la idea de un planeta de recursos limitados, frágil y muy lejos de su primera fuente de energía, el sol. Los acontecimientos naturales están por lo tanto refutando la división entre el cielo y la tierra.

No es el fin del mundo, es el inicio, la revelación de la realidad real que no coincide con la umbría. Las limitaciones de energía, tiempo y dinero, especialmente las del hombre son todas falsas, fundamentos de una mentalidad que cree en la división entre unos pocos “poderosos” y otros muchos impotentes. En la realidad umbría los medios de comunicación encienden las luces en un escenario, en el que los actores se disfrazan de buenos pero no discuten la división, la maquinación que perdura desde hace milenios. En el escenario hay un nuevo guión, una religión que guarda el presunto mandamiento de dios en los mismos representantes que antes.

Estos quieren salvar la Tierra del hombre, no de las ideas falsas que han reducido su vida en este mundo a un infierno. Cualquiera es libre de creer lo que quiera y es suyo el creer que mantiene la realidad umbría. Desde aquí apelo a quien desee percibir la realidad real, reconocer los motivos que hasta la fecha han impedido su manifestación. Uno es el conocimiento ortodoxo que ha ocultado siempre la herejía, la Magia de una Naturaleza Inteligente y sin límites. Hoy en día los pilares de la mentalidad mecanicista – espacio, tiempo y materia – están profundizando en el fango de la ignorancia de la que somos creadores inconscientes.

Si esta ciencia, que traerá grandes ventajas al hombre, no sirve al hombre para comprenderse a sí mismo, acabará volviéndose en contra de la humanidad. Es la profecía de Bruno al albor de esta ciencia que triunfa, a pesar de la ceguera experimental que ella misma calcula. De acuerdo a las convicciones ortodoxas hay un solo tipo de luz, la electromagnética. Sin embargo la Luz débil ha sido descubierta y tiene efectos importantes en los núcleos de los átomos[3], pero es considerada demasiado rápida para tener efectos en el cuerpo humano. El saber está dividido. El núcleo atómico es propiedad de la física, el cuerpo humano de la medicina y la comunión con la eternidad de la iglesia católica.

Todas ellas son expropiaciones que ocultan la comunión natural entre todos los seres humanos y esa Fuerza inteligente que es la Vida universal. La habilidad y los talentos han estado de tal forma al servicio de la producción de bienes que a menudo hacen daño, insertos en una lógica del beneficio que arrasa la dignidad y la sensibilidad del género humano. El retorno a la edad de oro es la revelación de la Inteligencia Cósmica, el desafío a las leyes físicas de que la convicción subconsciente de que la materia compuesta de átomos, sea la única ley existente. La sorpresa hoy en día es que está cambiando y que la realidad umbría se está desvaneciendo.

“Oh Amor que en su grandeza no entiende de cuentas…”

El campo débil es el único que tiene mole, es decir masa, y el único que es imprevisible y fulminante como el eros[4]. La física lo trata de modo estadístico como hace la sociología con los acontecimientos humanos. La biología sabe que todos los procesos vitales son fulminantes y prefieren la rotación antihoraria, como el débil…Los indicios son múltiples, pero para conectarlos se necesita comprender lo que la ortodoxia ha prohibido, ridiculizado o definido como herejía: La Magia Natural. Es la organización coherente del universo observado en el cual el hombre tiene un papel crucial: el de observador.

Mientras los medios de comunicación se concentran en las palabras vanas de los “poderosos”, la ilusión se desvanece fuera y dentro de la materia inteligente que es la Mente Superior de cada ser humano.

Lo han previsto muchas profecías y el lamento hermético en el que Bruno describe los acontecimientos que preceden a la Renovatio Mundi a la cual pueden contribuir todos aquellos que la deseen.

Traducción al español: María Luisa Alarcón Collado

[1] El experimento fue llevado a cabo en 1950 por Madame Wu que demostró la violación de la paridad típica de la fuerza débil; ganó el premio Nobel de Física en 1957.

[2] Alrededor de 44 horas después del Tsunami del Océano Índico, un flash gamma con energía 100 veces superior a todos los observados anteriormente, apareció en el Nordeste del centro de la Galaxia.

[3] La Luz débil neutra puede transmutar los núcleos de los átomos sin alterar su bioquímica

[4] Sus mensajeros – los bosones, W+, Z y W – descubiertos en el CERN – tienen una masa aproximadamente 100 veces mayor que la de lso protones y son miles de millones de veces más numerosos que los protones